Ha sido un largo tiempo. Que tienes para mí ésta vez?
Has venido a cobijarme? A esconder mi amargura de vistas ajenas?
O vienes ahora a susurrar su nombre y a llevarte las promesas?
Ha sido larga nuestra tregua. O no?
Te he evitado a toda costa. Pensé haberte perdido entre las sombras del medio día.
Pensé que estábamos a mano.
Creí que tenías de mí lo que querías.
Corrí lo más lejos que pude y pensé que ya nunca me alcanzarías.
Tuve mucho miedo de encontrarte, pero no temo ahora.
Son tus alas las que me rodean dándome un refugio y escondiéndome de la vida.
Vienes con el silencio de las noches en el bosque
Entras por mis sentidos y cosechas el fruto de la semilla que esa tarde de octubre sembraste
Te arrimas una silla y cierras las cortinas
No tienes intenciones de marcharte
Lo cierto es que me has atacado desde adentro, como el más sabio enemigo.
En realidad nunca te fuiste. O si?
Sólo estabas esperando el momento indicado para acercarte y mostrarme
Que no vienes por mi. Que vienes a acompañarme.
Se van esos miedos del día a día, tan útiles para esforzarse por lo que uno quiere
Da igual la hora, el clima y la ausencia de todos
Aún viene a mi mente la imagen satánica que me asecha en la oscuridad de la cocina
El fantasma que vive detrás de la cortina
Aún siento la pesadez de las sombras en el estudio
Y el vacío del cielo nocturno me susurra cosas que prefiero no escuchar
Pero el miedo ya no está.
Le he temido tanto a nuestro reencuentro. Te he evadido tantas veces.
A la soledad. Al dolor. A la verdad. Al final.
Vivimos evitando lo que tememos.
Pero ayer ocurrió lo inevitable.
Y seguirá ocurriendo, de ahora en adelante.
Ahora estamos. Uno dentro del otro, en esta enfermiza simbiosis.
Yo durmiendo con la esperanza de despertar en otro tiempo y lugar
Con el rostro de alguien mas. Con un alma nueva.
Y tu, vertiendo las historias de horror estelar que mi especie ha decidido olvidar.
Que no vienes por mi. Que vienes a acompañarme.
Se van esos miedos del día a día, tan útiles para esforzarse por lo que uno quiere
Da igual la hora, el clima y la ausencia de todos
Aún viene a mi mente la imagen satánica que me asecha en la oscuridad de la cocina
El fantasma que vive detrás de la cortina
Aún siento la pesadez de las sombras en el estudio
Y el vacío del cielo nocturno me susurra cosas que prefiero no escuchar
Pero el miedo ya no está.
Le he temido tanto a nuestro reencuentro. Te he evadido tantas veces.
A la soledad. Al dolor. A la verdad. Al final.
Vivimos evitando lo que tememos.
Pero ayer ocurrió lo inevitable.
Y seguirá ocurriendo, de ahora en adelante.
Ahora estamos. Uno dentro del otro, en esta enfermiza simbiosis.
Yo durmiendo con la esperanza de despertar en otro tiempo y lugar
Con el rostro de alguien mas. Con un alma nueva.
Y tu, vertiendo las historias de horror estelar que mi especie ha decidido olvidar.
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